lunes, 4 de febrero de 2013

Roca y hormigón.

Cuando confundes la roca con el hormigón,
y la vista comienza a encontrar bello
el gris del asfalto,
el verde mustio de los parques,
el aleteo de las palomas...

Huye,
huye a un monte más alto y firme
de lo que jamás serán tus ideas,
tus emociones,
tus miedos y esperanzas.

Huye a ese monte y empápate de su firmeza,
de su luz .

Y volverás a ver vulgar el hormigón
y gris el asfalto.

Y un día, como siempre,
de nuevo y más tarde,
volverás a encontrar bello
el mustio verde,
el gris asfalto.


Y huirás al monte,
y el monte estará,
siempre más alto que tú,
siempre para ti.

jueves, 20 de diciembre de 2012

De Olvidos y Encuentros.

Me decía de olvidarte de alguna manera.


De alguna manera tendré que olvidarte.


Y busqué tres meses y no encontré,


si no tus recuerdos en el olvido.


Y busqué tres meses y encontré


la manera de no tener que olvidarte,


La manera de no olvidarte encontré


Y me encontré contigo.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Un pueblo debe estar a la altura de sus circunstancias.

Como los niños:
Recortan ( Vidas, derechos, ilusiones..)
Pegan ( al que se da cuenta y lo manifiesta)
Colorean ( los medios de comunicación, nadie ve nada, no pasó nada.)

Más de un millón de personas en las calles, manifestándose por sus derechos, conversando, dialogando, demostrando al pueblo que todavía hay gente dispuesta a luchar por valores que merecen la pena.
Gente demostrando de manera pacífica que el pueblo está dispuesto a que las cosas cambien.
Eso es poder legítimo, eso es el poder del pueblo, eso es democracia.

Trescientas personas entre ese millón, furiosas, con ira acumulada por la frustración, por la impotencia de sentir que todo va a peor. Trescientas persona buscando violencia, buscando liberar esa frustración contra los representantes del gobierno en las calles. Lucha, violencia, fuego... Se queman los ideales, se quema el poder legítimo de la protesta del pueblo, se quema la validez de toda manifestación de cambio por parte del pueblo.

La violencia quita todo valor a la protesta, que peguen ellos, que desaten su ira fruto de su impotencia, pero que el pueblo no se ponga a su altura, si no, todos aquellos valores por los que se protestan, todos aquellos derechos por los que nos manifestamos dejan de tener sentido.

Demostremos que somos mejores que ellos, demostremos que merecemos algo mejor.

La lucha está en la calle, la lucha no es con palos, es con palabras. Es con gestos.



La lucha solo tiene sentido si demostramos que somos mejores que ellos.


martes, 2 de octubre de 2012

El Guardián Entre el Centeno.

Una vez que dejes atrás a todos los señores Vinson (profesores que no tienen nada que enseñar), comenzarás a acercarte, si eso es lo que quieres, y lo que ansías, y lo que esperas, a un tipo de conocimiento muy querido por tu corazón. Entre otras cosas, verás que no eres el primero a quien la conducta humana ha confundido, asustado y hasta asqueado. te alegrará y estimulará saber que no estás sólo en ese sentido. son muchos los hombres que han sufrido moral y espiritualmente del mismo modo que tú ahora. Felizmente, algunos de ellos han dejado constancia de ese sufrimiento. Y de ellos aprenderás si lo deseas. Del mismo modo que alguien aprenderá algún día de ti si tienes algo que ofrecer. Se trata de un hermoso acuerdo de reciprocidad. No se trata de educación. Es historia. Es poesía.

Mi pequeña crítica:
Escuche hablar de esta novela como una obra maestra, considerada una de las grandes novelas de la historia  de la literatura Americana. En mi opinión no tiene  la calidad literaria para ser considerada una obra de tal calibre. De hecho, este fragmento que arriba transcribo es el único en toda la obra que me hizo sentir algo hacia ella por encima de la mediocridad.
Encuentro atractivo de esta novela la escritura caótica y confusa de la primera persona de un adolescente, a ratos logra meterte en la inestable mentalidad de Holden Caulfield, pero continuamente este estilo se convierte repetitivo y vulgar, sin llevarte a conectar del todo con el personaje.

Una novela aceptable, pero nunca más allá de eso.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Sobre la magia.

¿Razón o corazón? ¿Realidad o magia?

Siempre, como amante del pensamiento y la razón, tuve clara mi respuesta. Los fenómenos que llamamos mágicos no son si no producto de la mente... un fenómeno cuantificable con estadísticas y números, demostrables por procesos biológicos... engaños de nuestra inmensamente compleja naturaleza.

Leía... Devoraba las novelas de García Marquez, Juan Rulfo, Borges... Ilusionándome con la remota existencia de aquellos mundos mágicos que me descubrían sus absorventes narrativas. Me producía una gran melancolía elo pensar que jamás vería Macondo, que jamás pisaría un mundo tan remotamente mágico, porque la magia no existe. La magía es la representación onírica de cómo queremos nuestra realidad.

Y así, con ese pensamiento, pase los años de mi adolescencia y parte de la juventud.

 Rarezas de la  vida, acabé visitando por necesidades de mi enamorado  corazón la Latinoamérica de mi querido García Marquez, de mis locos Neruda y Huidobro. Vi lugares tan disparatados como Valparaiso y Santiago, vi la absoluta soledad de cada una de las cimas que componían aquel mar de rocas, viento y nieve que llaman Los Andes, y algo indescriptible se empezó a despertar en mi interior, algo que en aquel momento no sabía describir con algo parecido a las palabras.

Y fue un día caminando en un bosque de araucarias, aquel árbol que yo tanto asociaba a la pesadumbre existencial de Harry Haller, El Lobo Estepario, cuando el sendero nevado, entre los vagos rayos de sol que dejaban pasar las copas de aquellos inmensos árboles, entre la sabiduría de desprendían sus ancianas cortezas, me llevó a la laguna Totora. Una lagunilla glaciar escondida en un pequeño collado de la montaña, rodeada de hielo,nieve y con las inmensas araucarias reflejándose en su mística agua.
Me senté sobre un tronco caido que se adentraba simbiótico en la laguna, abrazando a Mi persona, el motivo por el cual yo me encontraba en ese lugar, toqué el agua gélida, y entendí. Entendí lo que el agua me decía, entendí aquella sensación indescriptible que me llevaba embargando unos cuantos días.
Entendí que Macondo realmente existe, encontré El Aleph en aquella laguna que te curaba el espíritu nada más verla. Comprendí lo que aquel bosque de araucarias quería enseñarme.
La magia.




sábado, 21 de julio de 2012

Ausencia.

Sobra tiempo, sobran ganas
sobran fuerzas, sobran palabras.

Ausencia.

Faltan en mi estanteria los libros que te dejé,
los que leiste y no.
Faltan las horas que te tenía reservadas,
los mejores ratos del día.

Ausencia.

Falta el ánimo, la energía, la vida,
falta el aire,las manos, el día.

Faltas tú.

Sobra tu ausencia.

domingo, 17 de junio de 2012

Diario de un socorrista. Día 4

Sobre la naturaleza competitiva del ser humano.

Viendo a los niños dejandose la piel por ganar una carrera...

Desde niños competimos por el mejor juguete de la guardería,
crecemos , competimos por tener la nota más alta de la clase, la novia más guapa,
el sueldo más alto y la vida más asquerosamente perfecta.

Es esta competitividad arraigada en el ser humano, este instinto compulsivo
que no empuja a competir con los demás, el que nos hace superarnos, crecer,
superarnos en cualquier cosa que nos propongamos. Es este instinto el que
conlleva al desarrollo, el que nos impulsa a descubrir y experimentar, a llevar a cabo
proyectos descabellados y lograr imposibles.

Vivir es competir.
Aprender a vivir es aprender que la verdadera competición es contra uno mismo.